Los ecos imperecederos de José Zalaquett

Por Paulina Vodanovic

La partida de José Zalaquett Daher ha dejado un vacío difícil de llenar en el mundo de los DD.HH. Las muestras transversales de dolor y respeto nos hablan de un legado enorme, de generaciones completas marcadas por sus enseñanzas y su ejemplo de valentía. Porque para dimensionar la huella de Pepe entre nosotros y nosotras, hay que considerar tanto su generosidad en la formación, como la entrega de décadas por lograr que se imponga la justicia en Chile. Lo uno no va sin lo otro.

Honrar hoy su memoria exige, por tanto, acciones para promover activamente los derechos humanos en un momento muy complejo en nuestro país. Siempre será loable que todas las fuerzas políticas declaren su compromiso con ese piso de dignidad que debiéramos compartir sin concesión. Sin embargo, al leer la prensa o revisar Twitter, muchas personas se interrogan, con justa razón, sobre la coherencia entre las palabras y los hechos. En especial cuando vienen de autoridades gubernamentales. Someterse al escrutinio público viene con el cargo.

Siguiendo el ejemplo de Pepe, tenemos que estar más alertas que nunca. Es razonable pensar que marzo será un mes determinante para todos quienes tienen responsabilidades públicas, pero digamos las cosas como son: es sobre todo una prueba fundamental para la credibilidad del gobierno. Como garante del orden público, pero asimismo, como primer defensor y promotor de los derechos fundamentales de todas las personas que viven en Chile. Los derechos humanos se defienden con consistencia y con actos.

Publicada el 21 de febrero de 2020 en Cartas al Director de La Tercera.