Ángela Jeria Gómez, 1926—2020
“Mamá, ¡no sabes lo agradecida que me siento de tenerte como referente y de que la gente de mi patria te valore y te quiera como te quiero yo”, Michelle Bachelet Jeria, diciembre de 2013.

Ha fallecido una mujer excepcional, digna, fuerte, cercana y cariñosa. Las chilenos y chilenas la conocieron, la admiraron y la quisieron, porque veían en ella un ejemplo de resistencia, de amor por su patria, de lucha constante por dar a las mujeres de esta tierra el lugar que les corresponde en la construcción de un Chile más justo, más libre y más inclusivo; de lucha y defensa de los derechos fundamentales de las personas, de cuya violación sistemática ella y su familia fueron víctimas directas; un ejemplo, en fin, de resiliencia, valor y fortaleza.
Ángela Jeria Gómez no sólo fue una luchadora ejemplar, fue también una profesional llena de inquietudes, una mujer que pasados los 40 años decidió seguir una carrera universitaria y se ganó el aprecio y el cariño de sus compañeros y compañeras tanto más jóvenes. Cuando la violencia brutal la golpeó, como a tantos chilenos y chilenas, acusando al general de la República Alberto Bachelet de “traición a la patria” y llevándolo luego a una muerte injusta, ella supo sobreponerse a la adversidad y dio la cara, en Chile y fuera de Chile, contra el abuso y la opresión. Luego, fue un puntal en la labor de la primera mujer Presidenta de la República, y se ganó con ello el corazón de todos quienes la conocieron, de cerca o de lejos. “Los costos han sido muy grandes, pero valió la pena porque ella volvió a hacer todos los cambios estructurales necesarios para que cambie la situación, haya más justicia y haya más igualdad”, dijo en 2017, y resumió así el empeño de un gobierno que buscó ampliar los horizontes de una ciudadanía que demandaba y demanda un cambio profundo en las reglas que rigen nuestra convivencia.
Hasta siempre, señora Ángela. Descanse en paz.
Fundación Horizonte Ciudadano.